"Debemos transformar todos los elementos de nuestro sistema de tomar-hacer-residuos: cómo gestionamos los recursos, cómo fabricamos y utilizamos los productos y qué hacemos después con los materiales. Solo entonces podremos crear una economía circular próspera que pueda beneficiar a todos dentro de los límites de nuestro planeta." - Fundación Ellen Macarthur
¿Cómo empiezas tus mañanas? Puede que eches los granos de café en una cafetera y luego deseches el envase, y el filtro. O tal vez compres una taza de té y luego tires la taza usada a la basura.
Esto se conoce como un patrón de consumo de recursos de "tomar-hacer-usar", y se aplica a casi todos los aspectos de nuestra economía. Primero, una empresa cosecha o extrae materias primas, como los granos de café. A continuación, fabrica un producto y lo vende al consumidor. Finalmente, cuando el producto ya no es necesario, el consumidor lo tira.
La "economía lineal" ha provocado la contaminación del aire y del agua, montañas de residuos y el agotamiento de los recursos naturales. A medida que la población crezca y se haga más rica, la demanda de recursos aumentará, pero nuestra oferta es finita.
Lineal, o extractivo, es el tipo de práctica económica que toma un recurso natural, lo convierte en un producto y luego lo desperdicia. Es algo así:
La economía circular propone una nueva dirección para nuestro sistema económico con beneficios para el medio ambiente, las personas y las empresas.
La economía circular implica un cambio cultural en la forma de entender el sistema de producción y consumo para hacer frente a la falta de recursos, los impactos ambientales, la creación de valor y el empleo.
Los modelos regenerativos no sólo pretenden ser sostenibles, sino también generosos. Para construir modelos de prosperidad a largo plazo, nuestras economías deben pasar de ser degenerativas y extractivas no sólo a ser sostenibles, sino regenerativas.
A la hora de diseñar una lavadora o cualquier otro producto, no sólo hay que pensar en su utilidad o en su respeto al medio ambiente, sino también establecer qué pasará con cada uno de sus componentes cuando deje de ser útil. En otras palabras, se trata de prever, desde la fase de diseño, cómo se reutilizará cada pieza. Y aquí es donde entra en juego la economía circular.
Las empresas y los empresarios están ahora orientados a transformar sus prácticas económicas de una forma lineal a una sostenible, o incluso regenerativa. Esto puede hacerse examinando sus propios modelos, o tomando los recursos de modelos más amplios. Tomemos como ejemplo los granos de café: menos del 1% de cada grano se utiliza para el propio café. Eso deja mucha materia orgánica preciosa que puede utilizarse para cultivar otras cosas. O puede convertirse en energía limpia.
Así, para practicar una economía sostenible y circular, deben cambiar nuestros hábitos de consumo y la forma en que las empresas diseñan y fabrican sus productos. El objetivo es que las generaciones futuras puedan disfrutar de los recursos naturales que nos ofrece la Tierra. ¡Toma nota de estos ejemplos y ponlo en práctica!
Botellas que se convierten en alfombras y salpicaderos para los coches. El reciclaje es una de las bases de la economía circular, y por eso hay empresas como Eko-rec, que se dedican a reciclar botellas de PET tras su consumo para transformarlas en alfombrillas y salpicaderos de coche o en envases.
Neumáticos que se convierten en zapatos. La empresa Ecozap fabrica zapatos ecológicos y veganos de Comercio Justo, sin usar cuero ni tóxicos y utilizando materiales como los neumáticos. ¿Te apetece pisar fuerte respetando el medio ambiente?
Construcción sostenible de viviendas y oficinas. Sustainer Homes es una empresa holandesa que construye casas y oficinas con módulos de madera fresada que duran toda la vida.
Decoración con residuos electrónicos y plásticos. Miniwiz es una empresa con sede en Taiwán que recicla los residuos de productos electrónicos y de la construcción para convertirlos en materiales de construcción. Entre otras cosas, ha creado el interior de las tiendas Nike.
Ciudades con materiales reciclados. ¿Te gusta ir en bicicleta por tu ciudad? Si te has fijado en los separadores del carril bici, habrás visto uno de los productos fabricados por la empresa Zicla a partir de residuos plásticos derivados del consumo. No sólo es una apuesta por el reciclaje, sino también por unas ciudades más sostenibles.